Un reciente estudio del departamento de sociología de la London School of Economics, que ha contado con el apoyo del servicio BBC Lab UK (*) ha determinado que en el Reino Unido existen hoy en día 7 clases sociales.
El estudio, en el que han colaborado profesores de varias universidades europeas, se inició en 2011 y se ha basado en encuestas llevadas a cabo por medios electrónicos que han recogido más de 161.400 cuestionarios individuales. Muestra una sociedad diferente y cambiante que refleja los cambios económicos y sociales observables en esta segunda década del siglo XXI. El estudio es el mayor de este tipo llevado a cabo hasta ahora en Gran Bretaña.
Tradicionalmente, los estudios de opinión han establecido los posibles grupos de adscripción de los individuos de una sociedad en clases alta, media y baja. Es esta una clasificación simplista -y por tanto falsa- y gracias a su simplificación y a que explica las cosas «como siempre se han supuesto que son», resulta más ilustrativa de quien la usa que de a quien clasifica.
Muchos de los cuestionarios habituales al uso en encuestas sociológicas o de marketing siguen incluyendo unaa pregunta que permite al entrevistado que se autocatalogue en uno de estos 3 niveles y a menudo, para mayor facilidad hablan de valores intermedios o mixtos, como media-alta o media-baja o incluso media-media. La mayoría de las personas tiende a clasificarse en el amplísimo espacio de la clase media -con más o menos apellidos- sin que se sepa exactamente que supone ese estrato y en el fondo, ni tan siquiera qué es una clase social.
Porque… ¿qué es una clase social?
El concepto de clase social pertenece a esa categoría de conceptos que explican cosas que no existen, al menos que no tienen una existencia física concreta, como sí ocurre con una persona, las cosas que esa persona necesita para sobrevivir o cualquier otro objeto o realidad física palpable. El concepto de clase social describe un modelo teórico, algo que se postula por más o menos individuos y que sirve para describir la realidad a través de propiedades que se estima sí que existen, que se prueban por los efectos que producen.
Esto sucede, por ejemplo, con todos los conceptos abstractos, cuyo alcance resulta en función de la cultura que los explica. El amor, por ejemplo, existe solo como idea en la mente de las personas pero todos podemos ver y comprobar (incluso físicamente) una serie de fenómenos, mecanismos físicos y consecuencias personales y sociales que nuestra cultura agrupa bajo el nombre genérico de amor.
La taxonomía es la ciencia de la clasificación, es decir, el conocimiento que nos marca como agrupar las realidad para darle un orden y que esta agrupación nos resulte explicativa de como funcionan las cosas. Las palabras clase y clasificación son casi la misma, una explica a la otra. Por tanto, determinar si existen o no clases sociales debería ser un destilado de esta ciencia y resultar algo observable, verificable y objetivo.
Sin embargo la taxonomía, se ve necesariamente inmersa en la subjetividad, en especial al tratar de determinar la realidad social, de la que las propias mentes clasificadoras son parte integrante. En biología puede resultar más o menos fácil agrupar familias de, digamos, plantas rosáceas o pájaros pinzones -más fácil hoy en día gracias a la posibilidad de leer el código genético- pero en historia, economía o sociología, establecer una categoría u otra resulta complejo cuando esa categoría no se evidencia claramente por sí misma: el caso de las clases sociales.
Porque lo que buscamos a la hora de determinar las clases sociales es que resulte algo veraz y explicativo de la realidad que describe. Queremos saber como funciona una sociedad y por tanto saber qué papel juegan los individuos tomados tanto individualmente como de manera agrupada.
Con el ánimo de acercarnos más a la realidad, la pregunta de si existen clases sociales puede expresarse entonces mejor como: ¿existen grupos de individuos que tengan características similares y que expresen un carácter definido y una actuación social específica y relevante en cuanto a los conflictos por el poder?
La respuesta es sí y ya queda claro que existe un categoría explicativa de la sociedad que llamamos clase social pero queda también claro que la clasificación con la que comenzaba este artículo apenas cumple con estas condiciones. Alta, media y baja describe una posición en relación a una altura, algo así como donde está cada persona en una foto de grupo.
Todos interpretamos esa posición en términos económicos: a más o menos altura, más o menos disposición de riqueza. Y todos interpretamos que disposición de riqueza es poder económico y por tanto poder social. La clase alta es la de aquellos que disponen de más riqueza y por tanto los que mandan en la sociedad. La clase baja, justo lo contrario. La clase media, comparte ambas posiciones… una explicación si acaso sencillamente descriptiva pero no demasiado válida para operar con ella en sociología o economía.
Otro enfoque tradicional ha sido el de catalogar a los individuos en grupos en función del papel que desempeñan en la sociedad y fundamentalmente en el trabajo que desempeñan o en la forma en que obtienen sus ingresos. Es claro que la manera en que alguien se gana la vida determina sus intereses, oportunidades y ventajas y que esos intereses comunes aglutinan un grupo con características definidas y consistentes. Quedan asuntos espinosos, de todas maneras, como el determinar si ciertos grupos sociales que responden a esa definición pueden considerarse clases sociales. ¿Son los panaderos o los médicos una clase social? ¿las amas de casa? ¿los estudiantes? ¿los jubilados? ¿los dependientes? ¿los partidos políticos?
La tradición marxiana convirtió en clave, a la hora de definir las clases sociales, la propiedad de los medios de producción y el control sobre el reparto de la plusvalía social. Hoy en día la sociedad es más compleja que la inmediatamente posterior a la revolución industrial y por tanto la definición basada en la propiedad y el reparto de la plusvalía también se nos aparenta demasiado simple o perjudicada por el paso delos años.
En los tiempos actuales la propiedad de los recursos productivos está muy diluida salvo en el reservorio puramente financiero e incluso este, en estos tiempos turbulentos, no parece tampoco demasiado definitivo. Hay tomadores de decisiones que no están ligados específicamente a la propiedad y las regulaciones estatales, incluso donde el afán privatizador domina, impide delimitar limpiamente la titularidad de la capacidad de decisión y control. Aunque se han hecho intentos teóricos de definir capas y superestructuras sociales, resulta poco claro clasificar, por ejemplo, a los altos directivos o a los políticos (que curiosamente los creadores de opinión llaman así, «clase política»).
El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002), compartiendo este enfoque de clase y conflicto, pero crítico con la posición dicotómica simplista de clases trabajadoras y clases propietarias y capitalistas, amplió cualitativamente el concepto de grupo social y define una nueva idea que él llama «campos». Los campos son ámbitos en los que se desarrolla la actividad del individuo y en los que también se reproduce el conflicto por la dominación entre los agentes adscritos a esos campos o subespacios sociales.
Se habla del campo de la cultura, del campo de la política, del campo académico, periodístico… se establece así una sociedad múltiple en que unos espacios pueden englobarse en otros más amplios y que pueden establecer complejas relaciones dentro de esos mismos campos y entre sí. El capital ya no es solo un capital monetario sino que se amplía a otros recursos disponibles que establecen un capital cultural, basado en conocimientos y habilidades y un capital social y en general un capital simbólico, en el que juegan los principios y los valores.
Al concepto de campo, Bourdieu añade otro trascendental en su teoría: el del habitus. El habitus es la forma en que la socialización nos hace actuar, los patrones de pensamiento y conducta de los individuos que consciente o inconscientemente nos hacen ser socialmente como somos y tener el comportamiento que tenemos.
El conflicto se desarrolla en estos campos y cuenta con el motor del habitus y la consecuencia de estos procesos simultáneos es la dinámica y la transformación social. Para el caso que nos ocupa, la determinación de las clases sociales y como se interrelacionan en el conflicto -mucho más complejo ahora- que explica el conjunto y el funcionamiento de la sociedad.
Puede parecer que nos hemos alejado del estudio de la sociedad británica actual, que era el asunto que traía a este artículo, así que volvamos al mismo y entenderemos el conjunto.
La BBC, colaboradora en el trabajo, ha recogido en una sección especial el estudio sobre clases sociales en el Reino Unido y hasta ha facilitado un «clasificador» o calculador de clase -un test que usted puede realizar en menos de un minuto- que determina a qué clase social de las establecidas puede usted adscribirse. Recuerde que si no le satisface el resultado puede ser que usted no viva en las islas británicas o no pueda compararse en términos sociológicos. Aunque por ahí andará la cosa.
Y por fin, ¿cuáles son esas 7 clases sociales que el amable lector que haya llegado hasta aquí merece conocer sin más dilación?
El estudio ha tenido en cuenta tres variables o tres capitales para esta clasificación, de ahí la referencia anterior a la teoría de Bourdieu. Jugando con esos tres capitales -económico, cultural y social- y su consiguiente posición de dominancia social, tenemos:
- Elite.- el grupo más privilegiado en el Reino Unido. Este grupo cuenta con los más altos niveles de los tres capitales, en especial el económico.
- Clase media establecida.- el segundo grupo más rico, con buena valoración en los tres capitales. El grupo más grande y más sociable, anotando el segundo más alto de capital cultural.
- Técnico de clase media.- un grupo pequeño y distintivo de una nueva clase próspera pero con puntuaciones bajas en el capital social y cultural. Se distingue por su aislamiento social y su apatía cultural.
- Trabajadores nuevos ricos.- un grupo formado por jóvenes que son social y culturalmente activos, con niveles medianos o altos de capital económico.
- Clase obrera tradicional.- baja puntuación en todas las formas de capital, pero con un cierta defensa en el capital económico. Sus miembros tienen patrimonios medios o altos, debido al valor de sus casas y el resguardo de sus pensiones, explicada porque este grupo que tiene el mayor promedio de edad: 66 años.
- Trabajadores de servicios emergentes.- un nuevo grupo joven y urbano poco dotado de recursos económicos pero que cuenta con unos capitales sociales y culturales altos.
- Precariado, o proletariado precario.- los más pobres, la clase de los más desfavorecidos, con poco o ningún capital económico, social o cultural.
¿Podemos cuantificar estas clases? Sí y además precisar la edad media de las personas que las componen.
Los investigadores encontraron que la clase media es en efecto la más numerosa, con hasta un 25% de la población y con una edad media de 46 años. La clase trabajadora supone el 14% y tiene el mayor nivel de edad: 66 años. El proletariado precario representa el 15% de la población y su edad promedio es de 50 años.
La élite es solo el 6% y su edad media de 57 años. Los técnicos de clase media son también un 6% y su edad promedio se sitúa en 52 años. Los trabajadores nuevos ricos suponen el 15% del total y rondan los 44 años de promedio. Los trabajadores de servicios emergentes son el 19% de la población y tienen la edad media más baja, con 34 años.
¿De donde surgen estas nuevas clases que ahora se describen? Según el estudio, los trabajadores nuevos ricos y los trabajadores de servicios emergentes parecen ser los herederos de los tradicionales clases medias y trabajadoras adaptados a los cambios sociales consecuencia de la desindustrialización, el alto desempleo, la inmigración y la reestructuración del espacio urbano, así como al impacto de las nuevas tecnologías. A resaltar que los individuos de estos grupos no se ven a sí mismos categorizados como clase trabajadora o clase media que a su vez presenta un área bastante difusa entre ellas.
Pero si existen las clases realmente, ¿que uno se vea en un grupo u otro determina efectivamente una realidad o solo una percepción subjetiva? ¿O una faceta del habitus que describía Bourdieu?
Para los directores del estudio, Mike Savage de la London School of Economics y Fiona Devine de la Universidad de Manchester, los datos muestran una buena fotografía de la sociedad británica contemporánea, con una estructura económica, social y cultural más compleja que en el pasado.
En definitiva, los datos obtenidos reflejan una importante modificación en la estructura productiva y por tanto social, que ha vivido ya diferentes olas de gran transformación en los últimos dos siglos a consecuencia de dichos cambios estructurales, referenciados icónicamente en la revolución industrial del siglo XIX y en las diferentes revoluciones tecnológicas acaecidas a lo largo del siglo XX. En la actualidad se observa un cambio determinante en la expansión de una economía de servicios –creciente además en complejidad cualitativa- que agrupa a más del 80% de la población, mientras los trabajadores de la industria van reduciéndose y convirtiéndose en pequeños nichos de empleo como ya sucedió con la agricultura y los sectores extractivos.
Los datos aquí vistos, más allá de la cuestión acerca de su subjetividad, deberían tenerse muy en cuenta.
En primer lugar por el tamaño de la muestra, que los hace especialmente significativos. En segundo lugar porque la sociedad británica no es tan diferente de la mayoría de las sociedades postindustriales características de Europa y de buena parte de las tradicionales regiones industriales del mundo y este estudio es perfectamente aplicable mutatis mutandis en esas otras sociedades. Y en tercer lugar porque, a fin de cuentas, la subjetividad puede o no describir una realidad concreta pero sí que refleja el comportamiento presente y esperable de las personas y la forma en que ellas explican sus vivencias, sus anhelos y su propia y personal realidad.
(*) BBC Lab UK es un servicio de la BBC que recoge experimentos y estudios de psicología, sociología y demografía y que utiliza los propios medios electrónicos y la audiencia de la BBC como recursos de investigación y difusión.